Un misterio, una muerte y un matrimonio
En los aledaños de una aldea remota y aislada del suroeste de Missouri vivía un viejo campesino llamado John Gray. La aldea llevaba por nombre Deer Lick. Era un poblacho de seiscientos o setecientos habitantes, aletargado y disperso. Los vecinos tenían la vaga noción de que en el mundo exterior existían cosas como los ferrocarriles, los barcos a vapor, los telegramas y los periódicos, pero carecían de experiencia directa con ellas, y no les despertaban mayor interés que el que pudieran suscitarles los asuntos de la luna. Ponían toda su alma en los cerdos y el maíz. Los libros utilizados en la anacrónica escuela del pueblo habían pasado ya por las manos de más de una generación; el reverendo John Hurley, el senil pastor presbiteriano, esgrimía aún los horrores del infierno propios de una teología caduca; ni siquiera el corte de las prendas de vestir había cambiado desde tiempos inmemoriales.
John Gray, a sus cincuenta y cinco años, gozaba de la misma posición económica que cuando heredó su pequeña granja tres décadas atrás. Labrando sus tierras se ganaba escasamente el sustento, y con muchos sudores; de ahí no pasaba por grandes que fueran sus esfuerzos. En su día albergó ciertas ambiciones de fortuna, pero paulatinamente perdió la esperanza de amasarla mediante el trabajo de sus manos y al final se convirtió en un hombre hosco y desengañado. Le quedaba una oportunidad y nada más que una: encontrar un marido rico para su hija.
Mark Twain - Марк Твен - مارك توين